Reseña | Tus increíbles besos de albaricoque, Raquel Antúnez

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Autopublicado · 20 Septiembre 2018 · Contemporáneo · 2º Besos

—Me llamo Diana, debo reconocer que estoy un pelín tarada y que soy una persona directa, descarada y con un carácter de princesa —no, es mentira, a veces soy peor que un horco—. Solo contemplo una forma de vivir: sin lamentaciones y a por todas. Soy adicta a la Coca Cola y no creo en el amor. Soy todo virtudes, ya lo sé…

—Me llamo Fernando, soy un tipo sencillo e independiente, con una rutina estable: trabajar, comer, dormir, cervezas con amigos, ligues de fines de semana y vuelta a empezar —simple, como yo—. Tras un improvisado viaje a Barcelona me crucé con la loca del moño. La tía más rara, cruel, bruta y radical que hubiera conocido nunca…

¿Qué tienen en común ambos? A Adriana.

Tras un año disfrutando de los besos sabor a café, Carlos le prepara una sorpresa, en la que todos sus amigos y familiares participarán y...

¿Qué pasará con estos dos? ¿Lograrán limar asperezas después de un caótico encuentro? ¿Qué ocurre cuando las cosas en las que no creen comienzan a suceder? ¿Qué es esa sensación en el estómago? ¿Les habrá sentado mal la cena o es que han saltado chispas? 

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Hace ya algún tiempo que tuve la oportunidad de leer Besos sabor a café de Raquel Antúnez, una novela que me encantó, los personajes, la historia y el tema tan delicado que trataba, y que la autora supo encarar con mucho tacto y delicadeza, la hicieron una lectura fascinante. Pues bien, cuanto terminé con ella me preguntaba si un personaje de la misma iba a tener libro propio, ya que me caló hondo y me gustaba imaginar que él también tendría su final feliz particular. Ahora, Raquel nos ha hecho felices a todos los fans de Fernando, puesto que nos ha dado la posibilidad de ver como el sexy y atractivo cajero cae en las redes del amor, y ni más ni menos que con Diana, la amiga incondicional de Adriana, quien la apoyó en sus malos momentos y nos hizo reír con todas sus alocadas ocurrencias. De este modo la reseña de Tus increíbles besos de albaricoque ha sido muy especial para mí, he podido reencontrarme con personajes muy queridos y disfrutar de un apasionado romance donde dos descreídos del amor han acabado cayendo en una relación con muchos altibajos pero hecha para disfrutar de la felicidad infinita.

Diana es una mujer independiente que disfruta de su vida y de su libertad, principalmente de esta última pues no cree en las ataduras que una pareja estable puede acarrear. Su personalidad extrovertida la hace una persona divertida, directa y muy descarada, vamos una loquita que se hace querer entre sus amigos. Por esto mismo, cuando Adriana necesitó un apoyo para superar los problemas que tenía con Álvaro ahí estuvo la joven, siempre a su lado y dispuesta a luchar con uñas y dientes contra todo por su amiga. Ahora, tiempo después de toda aquella pesadilla Adri ya ha encontrado su felicidad junto a Carlos, un hombre que la respeta y la adora inmensamente, por lo que su papel de protectora ha dejado espacio al de confidente, así, junto a Mónica, completan un trío de lo más singular que, a pesar de unir diferentes personalidades hace de este grupo el mejor ejemplo de amistad. No obstante, esta peluquera adicta a las Coca-Colas no cree que lo que tiene su amiga sea para ella, por lo que intenta dar de lado a los sentimientos, Diana disfruta con el sexo, pero nunca implicando las emociones. Una forma de vida un tanto peculiar que se volverá del revés cuando se cruce en su camino Fernando, un pelirrojo muy canalla con la barba al estilo hipster que revolucionará todas sus hormonas, o mejor dicho, será el causante de un constante hormigueo en el estómago que la hará cometer más de una locura.

Fernando lleva casi un año sin poder abrazar a su amiga Adriana, desde que se conocieron cuando ella necesitaba un amigo de verdad han sido inseparables, compartiendo un cariño inmenso y muchas ganas de contárselo todo. Sin embargo, la joven no fue la única beneficiaria de su unión, el muchacho ganó una amiga que le dio perspectiva a su existencia. De esta forma, su marcha y posterior separación lo han dejado sumido en una rutina que parece no querer cambiar, comer, dormir, y en medio de todo ello trabajar en su puesto en el supermercado y tener ligues de una noche que no hacen sino complicarle la vida cada dos por tres. Él es así, un ser independiente que no cree en el amor y no está dispuesto a meterse en los malos rollos de una relación. Pues bien, el destino va a prepararle una pequeña emboscada, Carlos quiere celebrar su primer año junto a Adri y pensará que Fernando es el mejor broche de oro para la sorpresa que le está preparando a la muchacha, por lo que lo invitará a viajar hasta Barcelona para que la chica pueda reencontrarse de nuevo con su amigo. Él acepta sin dudarlo, porque quiere compartir abrazos con ella y, además necesita un cambio de aires que lo aleje de tan monótona existencia. No obstante, lo que Fer no puede imaginar es que su llegada a la ciudad condal le traerá más de un problema a su corazón, más concretamente cuando conozca a Diana, la mujer más tarada del universo, una sexy chica de modales un tanto bruscos que parece devorar a los hombres como si fuesen caramelos, una loca del moño que despierta en él un deseo de lo más primitivo.

Una pareja de lo más peculiar que tendrán que aprender a soportarse por el bien de su amiga común. Así, cuando Fernando aterrice en Barcelona será Diana quien le de cobijo en su casa, una encerrona en toda regla que los hará conocerse un poco más, porque a veces las primeras impresiones no siempre son las correctas. De este modo, lo que comienza como una relación un poco obligada dará paso a una unión más íntima, con confidencias compartidas y pensamientos muy similares. Ambos saben que la atracción que sienten no puede llegar a más, viven a muchos kilómetros de distancia y ninguno desea complicarse la vida con una pareja, sin embargo, el deseo es innegable y nada evitará que caigan en la tentación, un sexo increíble donde los sentimientos no están permitidos, o al menos eso es lo que ellos quieren creer, porque sus corazones ya conocen lo que es el amor. Asimismo, la relación será sumamente complicada cuando los miedos y las inseguridades hagan de Diana la reina de la tozudez, ella está segura de no querer sufrir por lo que siente y no dudará en alejarse de Fernando, no obstante, y, aunque éste lo acepte, será el azar el que se empeñe en tenerlos siempre cerca, a solo un beso de rendirse a la realidad.

Raquel Antúnez lo ha hecho excepcionalmente bien con esta segunda parte de su serie Besos. Si ya me encantó la anterior, esta novela me ha fascinado, tierna, romántica, sensual, adictiva, divertida y muy refrescante, por lo que se ha convertido en una lectura muy recomendable. Sabía de antemano que la prosa de la autora no me iba a defraudar, pues su sencillez y naturalidad, junto a esos diálogos con chispa que nos ofrece la hacen muy fácil de leer, pero los personajes han destacado por encima de todo, totalmente de sobresaliente, perfectos y con una genialidad que los hace únicos. Fernando ha sido mi favorito, el chico, que aparenta ser un canalla sin sentimientos, ha sufrido por amor, se ha desvivido por intentar una relación que parecía destinada al fracaso, pero, ante todo, ha tenido paciencia, porque Diana es una mujer difícil que podría haber sacado lo peor de él, no obstante, ha aguantado y ha hecho lo que mejor se le da, ser él mismo. De esta forma, la joven ha destacado por su tozudez, su inseguridad y ese miedo a dejarse llevar por lo sentimientos, un ahora sí, ahora no que calcaba totalmente su forma de ser, un punto negativo que me traía por la calle de la amargura, pero que, definitivamente, no cambiaría por nada, porque si se hubiese rendido a la primera de cambio habría perdido ese encanto que la caracterizaba. En cuanto a los secundarios, todos han estado geniales, al nivel de lo que se esperaba de ellos, Adriana y Carlos han demostrado su amor en todo momento, nos han hecho ver la evolución de su romance, y han sido un buen apoyo para nuestros protagonistas, pues en cierta forma propiciarán una relación y apostarán por ella desde el primer momento, sobre todo la joven que deseaba ver a sus mejores amigos felices. En cuanto al resto, no han sido muchos más, pero todos ellos han encajado perfectamente en la historia, una trama que nos enseña que aunque deseemos no enamorarnos, cuando el sentimiento echa raíces en nuestro corazón es difícil darle la espalda al amor.

Tus increíbles besos de albaricoque de Raquel Antúnez es una novela fresca y divertida donde disfrutaremos de romance y pasión, dos elementos que no entran dentro de los planes de Diana y Fernando, un par sin pelos en la lengua que no cree en el amor ni en las relaciones estables, pero que descubrirá poco a poco que lo que siente en su interior es solo la fuerza de sus sentimientos y el deseo de dejarse llevar por ellos.